domingo, 2 de septiembre de 2007
humillame por teve
Me parece que la cuestión sexual (para ponerle un nombre) de los programas de la tele es sólo una parte del asunto. El otro día mostraban en alguno de estos programas que amplifican a Bailando... a una de las participantes, creo que Celina Rucci, cuyo hijo había ido a alentarla con un cartel al estudio. Con tomas paralelas de la mujer con Tinelli, y el chico por otro, Tinelli trataba de demostrar que el corpiño de Rucci dejaba traslucir sus pezones, mientras la cara del pibe se iba descomponiendo. Otra, cortarle la pollera a las chicas que bailaban para que quedaran en "bombacha". Es otra vez la humillación de las cámaras ocultas (humillación ficticia o real, y me parece que la diferencia no es importante) pero trasladada al terreno sexual. Es el abuso del que tiene poder sobre alguien que necesita algo (dinero, trabajo, lo que sea). No es casual en este contexto de la tele la resurrección de Sofovich, el rey del humor basado en la humillación. Otro de sus alumnos dilectos, Guido Kazcza (o algo así) abusa de los chicos que quieren bajar a "Bariló" haciendoles pasar por una especie de strip tease, cortes de pelo salvajes o caídas sobre algo que parece excremento de burro
En vivo
Escucho un disco en vivo de Rava con Bollani. Lindo, pero si uno tenía alguna expectativa no deja de ser un disco más. ¿Cuáles serán los músicos que más rinden en vivo? No recuerdo un gran disco en vivo de Miles, de los inolvidables. Pero sí, alguno de Coltrane, com uno que acaba de salir en el Half Note. Los de Dizzy en Montreal son geniales, y Cassandra suena mucho más jazzera en vivo que en estudio. Ellington puede que tenga sus grandes discos en vivo, pero tienen que ver con el ensayo, como los del Carnegie Hall, y no con algo que pareciera producirse allí. Los discos en vivo de los beatles son una mera reiteración de los grabados en estudio y después nunca más se presentaron. Los discos de Jarrett son todos en vivo. Veamos, para tirar una hipótesis: funciona en vivo cuando se lo vive como una fiesta, como en Dizzy o con Roland Kirk, o como alguna vez con Caetano que ahora tiene estudiado hasta el momento de respirar. O como una ceremonia religiosa, y ahí aparecen nuestros grandes místicos, Coltrane o Jarrett.
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