miércoles, 10 de febrero de 2010
el fuego que se alimenta
Lo que impresiona en el episodio del baterista de callejeros es esa especie de freudismo de manual: la madre murió en Cromañón, él fue testigo del incendio y a la hora de matar elige el fuego. Lo literal puede ser una patología. El crimen tiene algo de circular. No quiero hacer chistes, pero Tablado mató a la novia de 113 puñaladas, el número que te da la hora. Y en la Argentina el crimen tiene algo de ficción decepcionante. No sólo porque los casos más sonados no se resuelven. El triple crimen, Nora Dalmasso, ¿quién mató a la García Belsunce? Sino porque, al menos en su relato mediático, están sujetos a la moda. En una época tiraban gente del tren todos los dias, después vinieron las violaciones en Nuñez, a eso le siguieron con los robos de autos a mujeres a las que se asesinaba, además mujeres que realizaban tareas solidarias. Me pregunto: ¿habrá ocurrido todo eso? Es tan frívolo el mundo del crimen que los delincuentes se cansan al toque de un modus operandi y enseguida pasan a otro?
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